Por Eric Oliver Luna González

La problemática de la migración en tránsito irregular por México es sin duda una problemática social que da mucho de qué hablar, pensar y hacer; sin embargo, las acciones que devienen son las que nos dan un panorama general; este tipo de movilidad humana involucra a distintos actores que tejen redes de asistencia y humanitarismo como respuesta.

En las siguientes líneas se expondrá el caso de algunos de estos actores que genéricamente se llaman “casas de migrantes” (Manenti, 2012; Müller, 2014; Candiz y Bélanger, 2018; Olayo, 2018, Luna, 2016, 2020). Las casas de migrantes de las que se hará mención son aquellos espacios de acogida y ayuda para personas migrantes en situación y condición de tránsito irregular por México y que cruzan la frontera sureste, provenientes de Centroamérica, Sudamérica y el Caribe, extracontinentalemente en su camino a los EE. UU. También, como otra característica (tal vez la más importante): estas casas de migrantes están vinculadas parcial o totalmente a la iglesia (católica mayoritariamente) y a su vez, responden al trabajo de distintos grupos y redes religiosas como los son scalabrinianos (as), jesuitas y franciscanos (as), etcétera.

En el directorio 2018 de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) “Albergues para personas migrantes” se pueden contabilizar más de 120 espacios de este tipo; prácticamente en todo el territorio mexicano hay casas de migrantes ubicadas a lo largo de las rutas de tránsito (por lo general cerca de las vías del tren) pero es en el sur y en el norte donde se concentran. Poniendo sobre la mesa este mapa geográfico y social hay que mencionar la función de estas casas de migrantes y sus tres pilares fundamentales: comida, techo y descanso, lo cual los vuelve oasis de esperanza para quienes llegan a sus puertas (CNDH, 2018). Es así que en una generalización se expondrá el trabajo de las casas de migrantes y para cerrar se mencionará el trabajo realizado desde El Hogar Refugio para Personas Migrantes: La 72 (Tenosique, Tabasco, Méx.).

Las casas de migrantes son espacios de ayuda y asistencia humanitaria y, debido al espacio de este texto, basta decir que pueden entenderse como un humanitarismo desde abajo (o “desde la base” siguiendo la traducción desde el inglés: humanitarian from below), como menciona Olayo Méndez (2018) para explicar cómo las acciones que se llevan a cabo en las casas de migrantes son una respuesta emergente desde estas mismas sin responder a instituciones o políticas definidas u oficialistas; este humanitarismo evoluciona y se diversifica conforme las necesidades que presenta la atención a los grupos de personas migrantes. Hay que dejar en claro que las casas de migrantes (salvo excepciones) son un fenómeno particular de México, replicado en otros países como Guatemala y Honduras, y que han ido vinculándose con instituciones u organizaciones de la sociedad civil o estatales sin que esto signifique su adhesión al proyecto de estas últimas. Es decir, son actores con cierta autonomía, por lo tanto con planes de trabajo y proyectos propios.

Comida-Techo-Descanso es lo que ofrecen como base de este humanitarismo que tiene un fuerte componente de fe y ayuda al prójimo; sin embargo, la misma atención que brindan les ha exigido configurar y ampliar la misma hacia acciones que van desde la defensa de los Derechos Humanos (DD. HH.), asistencia médica y psicológica, acompañamiento legal, entre otros campos que requieren el trabajo profesional en áreas específicas y que, como mucho del trabajo que se hace en estas casas, se logra por medio del voluntariado nacional e internacional de personas, quienes llegan por cuenta propia o responden a alguna organización no gubernamental o de la sociedad civil (ONG u OSC) (Moreno y Niño, 2013; Candiz y Bélanger, 2018; Luna, 2018).

Fotografía de Eric Oliver Luna González

Fotografía de Eric Oliver Luna González

En el caso del Hogar Refugio para Personas Migrantes: La 72 (Luna, 2020), al estar localizada cerca de la frontera con Guatemala (El Ceibo) y parte de la Red Franciscana para Migrantes (RFM), su labor es sumamente importante, pues se encuentra en el cruce transfronterizo y parte de la ruta migratoria del Golfo que vincula ciudades como Tenosique-Emiliano Zapata (Tab.), Palenque-Coatzacoalcos (Ver.), Reynosa (Tam.) y Monterrey (N.L.). Desde el 2011 en que fue abierta (anteriormente se atendía a las personas migrantes en la parroquia de Tenosique), La 72 no ha detenido su atención (ha sido parcial como en el actual contexto pandémico) y todos los días recibe, da comida y techo a las personas en tránsito irregular que llegan a sus puertas.

Del mismo modo, y por citar un ejemplo de la capacidad de atención, en las últimas caravanas del 2020 (enero-febrero) antes de la cuarentena global, llegó a recibir en una  sola noche a más de 500 personas y esto fue una constante durante casi una semana. Las áreas de atención a la Defensa de DD.HH. y acompañamiento legal que apoyan en las denuncias por violencia o en orientación para los trámites de regulación migratoria y/o refugiado en México, documentaron y atendieron cada caso que se presentaba. El área de asistencia humanitaria y de voluntariado junto a los equipos de cocina y guardia (formados por personas migrantes) recibieron, registraron, sirvieron alimento y dieron instrucciones a quienes llegaban en un horario normal de 09:00 am a 09:00 pm y en horarios extraordinarios (noche-madrugada). Sin el trabajo de La 72, hay que decirlo, el tránsito de las personas migrantes sería aún más difícil y doloroso: los 65 kilómetros que separan al centro de Tenosique de la frontera de El Ceibo son ampliamente conocidos por las agresiones varias por parte de agentes del INM, ejército y policías o del mismo crimen organizado de los cárteles que trafican, extorsionan y secuestran a las personas migrantes.

El trabajo realizado por La 72 es solo un breve ejemplo del trabajo humanitario desde abajo; no es extraño ver en las casas de migrantes áreas de atención a la comunidad LGBT o a menores no acompañados como parte de todos los servicios ya mencionados. El trabajo en conjunto con organizaciones como Médicos sin Fronteras, Cruz Roja, ACNUR ha permitido que su labor humanitaria se extienda. Sin su labor y presencia, difícilmente se defendería la vida y dignidad de la persona migrante que es olvidada en los grandes proyectos estructurales y que solo toma relevancia, como el caso de los mexicanos y mexicanas en los EE. UU., cuando se habla de las remesas que envían a sus países de origen, o de eventos de deportación masiva como recientemente está sucediendo con la aplicación del Título 42.

Medir la cantidad de personas migrantes que cruzan en tránsito irregular y transnacional por México hacia los EE. UU. es algo difícil, las mediciones se logran de manera indirecta y tanto organizaciones de la sociedad civil como gubernamentales estimaban que, por lo menos hasta 2017 había un flujo contante de más de 300 mil personas (REDODEM, 2018). ¿Quiénes, cómo y desde dónde se atiende a estos grupos? De las muchas respuestas, una debe sobresalir, pues en muchas ocasiones son invisibilizadas las casas de migrantes. Estas son ese actor social que ayuda, no al tránsito irregular, cuidan y permiten un humanitarismo emergente (y en emergencia constante), a que las vidas llevadas muchas veces al límite por las desigualdades estructurales y cotidianas persistan y tengan justicia. Pero, sobre todo a que nunca más sean olvidadas ni invisibilizadas.

 

Bibliografía

  • CNDH (2018). Los desafíos de la migración y los albergues como oasis: encuesta nacional de personas en tránsito por México. CNDH: México.
    Candiz, G. y Bélanger, D. (2018). Del tránsito a la espera: el rol de las casas del migrante, en México en las trayectorias de los migrantes centroamericanos,Canadian Journal of Latin American and Caribbean Studies / Revue canadienne des études latino-américaines et caraïbes43:2, 277-297.
  • Luna, E. (2020). Actor-red, espacio social y migración irregular transnacional en tránsito por México. Etnografía del Hogar Refugio para Personas Migrantes: La 72. Una casa de migrantes en la frontera sureste. Disertación de grado (tesis de maestría): UAM-I.
  • ————-(2018). El voluntariado en las casas de migrantes: la experiencia como voluntario en La 72. Espacios transnacionales 10(6), 32-42.
  • ————-(2016). Sobre la experiencia en campo: las casas de migrantes en el sureste mexicano. Espacios transnacionales 6 (3), 64-79.
  • Manenti, R. (2012). Migration and Borders: the casas de migrante and the flow of unauthorized migrants, disertación de grado (tesis doctoral): Fordham University.
  • Moreno, J., y Niño, L. (2013). Una mirada hacia las organizaciones civiles de apoyo al migrante en Baja California y Sonora. Región y Sociedad, XXV (57), 61-96.
  • Müller, P. (2014) La contribución de las organizaciones de la sociedad civil a la defensa de los derechos humanos de los migrantes en la región fronteriza Tijuana-Mexicali-San Diego 1994-2014, disertación de grado (tesis doctoral): El COLEF.
  • Olayo-Méndez, J. (2018). Migration, poverty, and violence in Mexico: The role of Casas de Migrantes (Doctoral dissertation): University of Oxford.
  • REDODEM (2018) Procesos migratorios en México: nuevos rostros, mismas dinamicas. México.