Por Juan Manuel Labarthe

Joseph Campbell en El héroe de las mil caras reconoce que los relatos de aventura mitológica siguen el mismo patrón que los ritos de iniciación: separación-iniciación-retorno (1972, pág. 25). La relación no es casual: las narraciones míticas constituyen modelos de conducta social y comportamiento individual en una determinada comunidad. Si bien en el mundo moderno considerado racional, progresista, y cientificista el relato mitológico, no tiene ya esa capacidad de explicación total y de modelo absoluto de conducta y reglamentación, subsisten tanto en la psique individual como en la colectiva, narraciones míticas y comportamientos asociados a dichos relatos. Así lo señala Mircea Eliade en Mito y realidad, “no se trata de «supervivencias» de una mentalidad arcaica, sino que ciertos aspectos y funciones del pensamiento mítico son constitutivos del ser humano” (1992, pág. 189).

El hombre es un ser individual a la vez que social, y en los relatos modernos el sustrato de la aventura mítica penetra ambas realidades pues le permite profundizar en su interioridad, a la vez que articular su existencia con la del grupo. Para Campbell (1972) un “héroe es el hombre o la mujer que ha sido capaz de combatir y triunfar sobre sus limitaciones históricas personales y locales y ha alcanzado las formas humanas generales, válidas y normales” y añade siguiendo a Toynbee que, en todos los relatos míticos, el héroe después de cumplido su objetivo, está encargado de una segunda tarea: “enseñar las lecciones que ha aprendido sobre la renovación de la vida” (pág. 19).

El viaje del héroe integra tres viajes claramente diferenciados: 1. El viaje físico, 2. El viaje interior hacia un conocimiento de la propia individualidad, 3. El viaje hacia los demás donde, ya transfigurado, el héroe puede iluminar a otros.

El héroe de las mil caras con su lenguaje accesible se convirtió en un bestseller antropológico y un referente para muchos estudiantes que fueron a la universidad en los años sesenta y los setenta. Entre ellos se encontraba George Lucas, creador de Star Wars, quien utilizó el modelo de Campbell para la creación de su saga interestelar. El increíble éxito de la película mostró, como afirma Eliade, que el individuo moderno sigue necesitando de mitos que le den sentido a su vida personal y social, y que estos nuevos mitos siguen patrones narrativos milenarios. Posteriormente, Christopher Vogler simplificó el modelo tripartita de 17 etapas del viaje del héroe a sólo 12 como una guía para elaborar guiones de cine e incluyó esta versión en su libro The writer’s journey (1992).

En los testimonios de migrantes indocumentados que tienen éxito al establecerse en el nuevo país, es común encontrar el patrón del viaje del héroe. En el caso de los migrantes mexicanos y centroamericanos, el cruce ilegal de la frontera de México con los Estados Unidos y el trabajo indocumentado se presentan como una aventura en la que el héroe-migrante-narrador despliega su astucia y valentía para enfrentar y vencer múltiples obstáculos.

Es común que las dimensiones simbólicas de la inmigración indocumentada pasen desapercibidas; sin duda no por las comunidades migrantes, los antropólogos, sociólogos o activistas de derechos humanos, pero sí por los medios de comunicación, los economistas y los politólogos. De acuerdo con Martha García (2008), quien estudia los rituales de paso de los nahuas del sur de México hacia Estados Unidos, las explicaciones del fenómeno migratorio suelen ser reduccionistas. La migración es vista como mandatos de la tradición en las comunidades consideradas de cultura migratoria (pág. 129) o como la búsqueda de una vida mejor que propone el American way of life. La huida al norte se reduce a una ideología de prosperidad de carácter individualista (pág. 146). Por el contrario, la ventaja de presentar el fenómeno desde una visión mítico-simbólica, es que permite establecer un soporte amplio, una sola matriz que integra otros discursos y reflexiones sobre el tema migratorio.

Al analizar el testimonio de un migrante oaxaqueño identificado como Humberto, quien migró exitosamente y se estableció en Estados Unidos en los años ochenta (Gonzáles & Rodríguez, 2017) encontré sin ninguna dificultad once de los doce pasos del esquema del “Viaje del héroe” de Vogler que simplifica el propuesto por Campbell. Presento a continuación ocho de ellos a manera de ejemplo:

  1. El mundo ordinario: el héroe se ve en su vida cotidiana. “Nuestros padres tenían un terrenito lejos del pueblo y cerca de un grande cerro, donde cuando caía la lluvia sembrábamos maíz y frijol, calabazas también, debido a la pobreza de la tierra cosechábamos muy poco, no nos alcanzaba para comer, éramos pues muy pobres” (pág. 97).
  2. La llamada a la aventura: el incidente inicial de la historia. “Pero una vez me encontré con una mujer en un camino, estaba linda de verdad y muy joven también. Aunque no le hablé, ella sí lo hizo, platicamos un rato. Me dijo que no tenía novio pero que yo le gustaba, me vine pal norte para casarme con ella cuando tuviera dinero” (pág. 97).
  3. Encuentro con el mentor: el héroe obtiene los suministros, el conocimiento y la confianza necesarios para comenzar la aventura. “Mi padre vendió dos vacas de las que teníamos, me dio el dinero para la aventura” (pág. 97).
  4. Cruce del primer umbral: el héroe se compromete entusiasmadamente con la aventura. “El camino no fue fácil, desde luego me vine en camión de esos que van pal Norte” (pág. 97).
  5. Pruebas, aliados y enemigos: el héroe explora el mundo especial, enfrenta pruebas y hace amigos y enemigos. “Ya en Nayarit empezaron las investigaciones de policía. Se subían al camión con rifle en mano y que nadie se moviera, como si fuera un robo o nosotros fuéramos los bandidos” (pág. 97). “Me dio miedo y le di 200 pesos y seguimos el camino en Guaymas y Santa Ana… Cuando salí de la central camionera, tres o más chavos me querían ayudar, todos me ofrecían el mejor coyote y el que menos cobraba” (pág. 98).
  6. Aproximación a la caverna más profunda: el héroe se acerca al centro de la historia y del mundo especial. “A los dos días salimos. Por la noche nos llevaron a un lugar lejos de la casa… Alguien quitó algo que parecía un matorral de junto a la malla, y se descubrió un agujero en la tierra y parte de la malla cortada. Adentro gritó el que la hacía de coyote y nos dejamos ir pasando en unos cuantos segundos, corrió el coyote: —Síganme —dijo. Lo seguimos por tal vez quince minutos. Llegando a un pequeño río descansé. Dijo: parece que el primer paso ya estuvo” (pág. 99).
  7. Resurrección del héroe: el héroe experimenta un momento final de muerte y renacimiento. “Fue un invierno malo de verdad, colectábamos comida donde podíamos, algunas veces en las iglesias católicas otras veces en las protestantes y algunas gentes nos regalaban algo, cuando empezamos a trabajar debía dos meses de renta, pero mi hermana estaba contenta y con eso yo. El tiempo vuela, en junio por fin nació mi sobrino… bien nacida, al parecer sana de todo como lo dijo el doctor” (pag.107).
  8. Regreso con el elixir: el héroe regresa con algo para mejorar el mundo ordinario. “Una característica de los mixtecos, como nos dicen, es la unidad. Donde hay un mixteco siempre habrá 15 o más, siempre guiados por un líder que nunca es nombrado, eso se lo ha ganado… Yo tuve la oportunidad de estar varias veces en la radio para llevarles el mensaje a hermanos mixtecos, que la mayoría de las veces se lograba” (pag. 108).

Valga este ejemplo para demostrar que los relatos de migración exitosa, leídos bajo el marco analítico del “Viaje del héroe”, permiten atisbar y articular un doble proceso: la transformación social e identitaria. La lectura mítico-narrativa no requiere de una compleja exégesis pero es un instrumento capaz de horadar, como un taladro de perforación, el subsuelo para ver los diferentes componentes del sustrato. Esto es fundamental porque es imposible comprender la complejidad del fenómeno migratorio sin atender a su dimensión simbólica. El viaje del héroe se constituye como una rejilla conceptual que permite integrar exitosamente investigaciones empíricas y discursos teóricos en torno a la migración, ya sea que estos tengan como objeto de estudio la violencia, las políticas migratorias, la desprotección estatal o la configuración identitaria del sujeto posmoderno.

Bibliografía

  • Campbell, J. (1972).  El héroe de las mil caras. Psicoanálisis del mito (T. Luisa Josefina Hernández). FCE. (Obra original publicada en 1949).
  • Eliade, M. (1992). Mito y realidad (T. Luis Gil). Editorial Kairós. (Obra original publicada en 1962).
  • García, M. Dimensiones simbólicas de la inmigración indocumentada. Rituales de paso de “norteños” y “norteñas” nahuas del sur de México hacia Estados Unidos. (2008). NORTEAMÉRICA, 3(1), págs. 97-108.
  • González, C. y Rodríguez, M. (2017). Testimonios de migrantes. Universidad de Guadalajara.