Por Alejandro Calderón

Hablar de disidencia dentro de la literatura hispanoamericana es evocar al poeta infrarrealista Roberto Bolaño y el conjunto de obras de los poetas ecuatorianos denominados Tzántzicos, que incluso el mismo escritor chileno menciona en su novela Los detectives salvajes. Hoy en día resulta complicado imaginar el rumbo de la literatura de Bolaño y de la nueva literatura ecuatoriana si el espíritu disidente no hubiera guiado su acción literaria. Es la búsqueda de nuevas formas de expresión y el deseo de acabar con los cánones establecidos lo que hizo que la literatura expuesta por ambos grupos desafiara los valores dominantes de su época. En este ensayo se tomará tanto a Roberto Bolaño como representante del infrarrealismo, como al grupo Tzántzico para un breve análisis en busca de los rasgos disidentes más sobresalientes de cada una.

Roberto Bolaño es uno de los escritores más influyentes dentro la literatura latinoamericana contemporánea. Su obra está compuesta por varias novelas, cuentos, ensayos y poesía. Luego de migrar hacia México y formar un movimiento literario junto a Mario Santiago Papasquiaro, la literatura de Bolaño comienza a caracterizarse por su postura crítica hacia la sociedad y la cultura. Junto a su movimiento, Bolaño empieza una lucha contra lo que él llama “Los padres de la poesía” y busca emancipar la nueva literatura de las costumbres literarias de sus “padres”. Una vez erradicado en España, Bolaño aborda temas como la violencia, la marginalidad y la corrupción; muestra una visión desencantada y sombría del mundo y expresa la verdadera esencia de un escritor disidente. Su estilo se aleja de los cánones convencionales y busca ofrecer nuevas formas narrativas que abordan la nostalgia y la separación ideológica de lo establecido.

En sus novelas Los detectives salvajes y 2666, Roberto Bolaño explora la compleja realidad latinoamericana y muestra su compromiso con la denuncia de la violencia y la opresión. En la primera, narra la búsqueda de una poetiza desaparecida en México durante los años setenta, sin embargo, no es esta premisa el rasgo característico que le otorga el título de disiente, sino las vivencias de los detectives poetas y su separación del canon literario mexicano los que muestran el verdadero carácter disidente.

En 2666 se aborda el tema de los feminicidios en Ciudad Juárez y se muestra la impunidad y la corrupción que rodean este fenómeno. En ambas novelas, Bolaño evidencia su compromiso con la crítica social y con la búsqueda de una realidad más justa y libre. Tal como lo dice C. Valcárcel: “La literatura de Bolaño es una literatura que se caracteriza por la disidencia, por la subversión de los códigos y por la exploración de las zonas oscuras de la realidad» (Valcárcel, 2014, p. 99). En su obra expone constantemente los valores morales de la sociedad y su idiosincrasia, dejando así una sutil estela de disidencia, que solo puede ser percibida cuando sus obras son releídas y estudiadas.

El grupo Tzántzico, por su parte, es formado por varios poetas como Ulises Estrella y Fernando Tinajero, a quienes luego se unirían Euler Granda, Raúl Arias, entre otros. Este círculo toma su nombre de la práctica de reducción de cabezas de los indígenas Shuar y surge de la necesidad de cometer un “parricidio intelectual”, pues consideraba que sus predecesores eran los causantes de la decadencia cultural en la sociedad ecuatoriana de aquella época.

Convencidos de su nueva visión literaria, los poetas toman la Casa de la Cultura Ecuatoriana y en uno de sus teatros ofrecen su primer recital poético que comienza con un sorpresivo apagón, seguido de la iluminación de diferentes velas que van prendiéndose conforme aparece un nuevo poeta recitando versos denunciantes. La obra del movimiento Tzántzico se centró en la denuncia social y el alejamiento de la sociedad a las normas. Presentaron varios recitales como el Ciber propagus mentis, donde se abordaban mentiras propagandistas y que fue un éxito controversial, por lo que sirvió para que este movimiento afianzara su esencia disidente. Con la creación de varias revistas, los Tzántzicos obtuvieron reconocimiento nacional e internacional y pudieron compartir su postura: el sinónimo inmediato de la palabra tzántzico debería ser disidencia.

En cuanto a las similitudes entre Bolaño y el grupo Tzántzico, ambos comparten una visión crítica de la sociedad y la cultura establecidas, su compromiso con la disidencia y la lucha contra la opresión. Tanto Bolaño como el grupo Tzántzico se alejan de los patrones convencionales de la literatura y buscan ofrecer nuevas formas de expresión que desafíen los valores dominantes.

En conclusión, la disidencia en la literatura se caracteriza por la crítica a la sociedad y a la cultura establecidas, y por la búsqueda de nuevas formas de expresión que desafíen los valores dominantes. Tanto Roberto Bolaño como el grupo Tzántzico son exponentes de la disidencia en la literatura hispanoamericana contemporánea y comparten una visión crítica de la sociedad. Si bien sus enfoques y estilos son diferentes, ambos reflejan la complejidad, la diversidad de la realidad latinoamericana y su compromiso con la denuncia de la violencia y la opresión que sufren los marginados y los más vulnerables.

Referencias

Herralde, J. (2013). Roberto Bolaño: la literatura como un vaso de leche. Revista de la Universidad de México, 95(1), 43-49.

Valcárcel, C. (2014). La literatura como salvación: una aproximación a la obra de Roberto Bolaño. Hispanófila, 171, 97-107.

Blanco, M. P. (2010). Roberto Bolaño y la literatura del desencanto. Anales de literatura española contemporánea, 35(1), 19-36.

Maristain, M. (2009). Bolaño salvaje: una biografía. Editorial Planeta.

Freire, S. (2008). Tzantzismo: tierno e insolente. Libresa.