Amanece, suena “Una cruz de madera”, frente a las primeras luces un borracho recita

Amanece, suena “Una cruz de madera”, frente a las primeras luces un borracho recita

Por Aziz Córdova

Canta la mañana
y sus acordes
de viva porcelana
exhalan una luz demoledora


quién tuve que ser
para contemplar esta escena
cuánto tuve que sufrir
para agradecer
la sutil cadena
de sangre carmesí
amarrándome a este cuerpo


madre
padre
les he fallado
pues no moriré de pena
y nada soy salvo este deleite
de diluirse de pronto
dejadamente entre hojas de jade


abandono estos ojos
que ustedes hicieron con el cuidado de las bestias
con la saliva más amante
ya no pienso reclamar mi nombre
pues sé en el fondo que me llamo árbol,
perro y bicho
ya no pienso cargar este lastre
pues sé en el fondo
que no lo puedo todo
y la fuerza es una ilusión embriagante


amor quiero decir amor
pronunciarlo con las tripas
y en un lenguaje nuevo
donde no existe el engorroso recelo
y para decir: yo
haya que decir: planeta

Calma

Calma

Por Alberto Quero

He aprendido a no temer la calma,
sino a convertirla en un tiempo de puentes
que pueden cruzarse sin resquemor.
Normalmente, durante las horas huérfanas
me quedan las idas y venidas
sobre veredas que solamente yo he recorrido
y algunas melodías sin nombre:
cosas invisibles entre el humo de los días.
Busco refugio frente a mí mismo,
quemo disfraces,
me adhiero al suelo,
hago malabarismos, acrobacias,
trato de conjurar el calor del mediodía
y las jaquecas que lo preñan,
todo lo áspero:

quiero creerme incapaz de encallar.

Presagio sigiloso

Presagio sigiloso

Ilustración por Ansa Mustafa

Por Damián Andreñuk

Yamila,
cuando intente seducirte la codicia
con hábiles anzuelos transparentes,
cuando exhales la tristeza desde tu corazón
              en medio de una charla cotidiana,
cuando te encuentres abrumada por las inconsistencias
                                                   de toda realidad
       y combatas a una diosa siempre hambrienta
       y sus lúgubres acechos para deshabitarte,
cuando quizá bajo tus pasos decididos
los puentes del amor hacia la salvación
   de pronto, sin motivo, se derrumben,
cuando el mar y su extensión y su prodigio
              valgan menos que tus manos
          tus sueños o tus lágrimas,
cuando veas en el declive de tu rostro
                      un presagio sigiloso
         del más definitivo exilio,
cuando te hierva una inocencia desahuciada
allá en el fondo más oscuro de tu sangre
y quizá sientas con ardor desesperado
las lóbregas llamadas del suicidio
invitándote a borrar tus cicatrices,
no blandas ni empuñes ni enaltezcas
el pérfido puñal que esgrime la avaricia,
no deteriores tu vastísima comarca,
ojalá nunca te canses de ser niña
entre cuervos y tigres y palomas.

El perro, el niño y el frío en la ciudad

El perro, el niño y el frío en la ciudad

Por Fabián Gutiérrez

Asciende la noche tras el horizonte,
diciembre y las calles se van a vaciar.
Desciende el oscuro telón de la noche
al perro, al niño, el frío en la ciudad.

Sentado, harapiento, yace en la escalera
el niño sin nombre de la catedral.
Sin risas, sin cena, sin cama ni escuela,
todo es diferente para este zagal.

Apareció solo, sin nombre ni cuna,
no sabe de dónde ni a dónde va a ir.
Mas desde una noche de menguada luna
aquel cachorrito le empieza a seguir.

Desde aquel entonces son dos que van juntos
y juntos se quitan hambre y soledad.
Si aquel roba un hueso, éste le da frutos,
que a mano estirada gana en caridad.

Comparten el perro y el niño la sombra,
el pan, la cobija y hasta la crueldad
de palos ajenos, mas van sin zozobra,
sus almas hambrientas no tienen maldad.

Y van tan unidos que parecen uno,
que hasta un mismo sueño han de compartir:
sueñan con un techo, que ya no hay ayuno,
un cuento en la noche antes de dormir.

A pata mojada, a dos pies heridos,
descalza la vida han debido andar.
Huellitas con sangre, talones morados,
hurgando basura para merendar.

Veranos furiosos pasan los amigos,
el sol, primavera y su breve bondad.
Mas vuelve el invierno y sopla su castigo
al perro, al niño, el frío en la ciudad.

¡Qué víspera helada! ¡Ya viene la cena!
Regalos y ponche de la Navidad.
Para perro y niño: otra noche en pena.
A los exiliados no llega bondad.

Mañana el festejo del buen nazareno,
otro año que pasa, que pasa sin más.
Mañana dos cuerpos, duros y serenos,
juntitos, sin alma, sin llanto jamás.

Eres

Eres

Por Mr. Saddy (Damián Damián)

Para Ana Jessica Ortiz Martínez                     

eres
       el cuerpo perfecto
el pensamiento más puro
el preciso momento
del pasado la sombra
el presente más tierno
el futuro más cierto

de la incertidumbre la calma
de lo turbio lo libre
como el café que más sabe
como la mirada que tiñe
la poesía de las cartas
los fulgores del alma

eres la risa sincera
felicidad placentera
sentimiento sin tiempo
por un sueño pendiente
que entre ambos viviendo
se reanima constantemente

eres mi te extraño amoroso
sin distancia coherente
la paciencia del cielo
que hace planear a la aves
entre la vida y la muerte
y no sólo por hambre

mujer compromiso
comprensión y respeto
realidad transformable
pausa postergable
espacio indefinido
amor
            interminable
                           inexplicable

Hay un muerto debajo de mi cama

Hay un muerto debajo de mi cama

Por Luis Cuadros Falla

hay un muerto debajo de mi cama
            no sé si encenderle velas
            ponerle flores
            o un plato de comida
por las noches
            sale a caminar
            y no le teme a la lluvia
            ni a la oscuridad
de sus ojos
           caen estrellas
sentado
           a la orilla del lago
parece cantarle a la luna
           con sonidos que asemejan
           el crujir de la madera
           en la fogata
a veces no vuelve
           hasta muy entrada la mañana
           y lo extraño
me pregunto en qué bar
           habrá dejado
           su ausencia
y por fin aparece
          con su triste andar
yo me hago el dormido
         como si no escuchara
         el pavor del mundo
él se desliza suavemente
para no despertarme
y en silencio murmura:
         no recuerdo el sabor de los besos
debe ser duro
no recordar
        el amor
no recordar
        el sabor del amor
por eso
        no digo nada
por eso dejo
que su frío silencio me envuelva
y a veces
       que acerque su rostro al mío
la primera vez tuve terror
       luego entendí
que no cualquiera
tiene un muerto debajo de la cama
que no cualquiera
tiene alguien
       a quien amar
       o esperar de madrugada
       a quien ponerle flores
       o velas o un plato de comida
alguien
       a quien extrañar
aunque no sepa
que ha muerto
ni que vive debajo de la cama