Por Andrea Vergara

El lenguaje es una de las manifestaciones más fascinantes del ser humano, su capacidad creadora hace del mundo algo infinito porque no solamente nombra, sino que crea en lo nombrado nuevas realidades que están en continuo diálogo. Todo lo que nos rodea y lo que rodeamos es un signo; los lenguajes en los que los expresamos son también inagotables. Hay lenguajes hechos de lenguajes con otros lenguajes dentro, y su relación es tan rica como profunda.

Precisamente ahí es donde nace la intertextualidad, un fenómeno de naturaleza semiótica que abarca todo: la relación entre una obra literaria y otra, el diálogo entre disciplinas, el mundo de referencias, citas o alusiones, el punto de partida para la creación de una obra artística surgida del proceso de catarsis, la respuesta a una idea, el homenaje, la formación de conocimiento, el pensamiento analítico, en fin, es casi imposible sustraerse a ese diálogo intertextual del que no siempre tenemos consciencia.

En este número te proponemos conocer la experiencia intertextual de nuestros autores, ¿cómo se han relacionado ellos con otros textos e ideas? En el caso de nuestra portada, la autora se basó en el cuento «Berenice» de Edgar Allan Poe. ¿Qué ejercicio intertextual has llevado a cabo tú? Esperamos que con esta lectura puedas plantearte una visión propia de este ritual inagotable.

Bienvenido a este Rito.