El humor es algo parecido a la felicidad, a la revolución y al amor

Roberto Bolaño

Hay una delgada línea entre el humor y la revolución. Henry Bergson la defendió cuando habló de la risa y Bertlot Brecht lo puso en práctica en sus escritos y obras. Incluso Buster Keaton y Charles Chaplin son conocidos como comediantes y revolucionarios, pero no solamente por sus películas, sino por su manera de entender el humor y el arte como parte de una misma expresión.

Pero, ¿qué hace del humor un elemento revolucionario? Podríamos decir que el humor bien ejecutado esclarece aquello que, aunque no completamente entre sombras, no nos atrevemos a ver. Y como toda arma peligrosa, el humor en manos equivocadas sólo deja entrever la poca crítica con la que la realidad puede ser observada.

Así pues, quien decide utilizar el humor para hacer frente a las hostilidades de nuestra época, en realidad está tomando una acción revolucionaria, como quien decide tomar la pluma para escribir o detenerse un momento del frenético ritmo de la vida moderna para leer los textos de una revista como esta que, a base de puro entusiasmo, revoluciona, diside y persiste. Ese es precisamente el tema de esta entrega, para la cual tuve el enorme honor de escribir unas palabras introductorias y espero que, en el mejor de los casos, sean un aliciente para quien recorre esta revista por primera vez.

Resistir es también revolucionar, cambiar, tomar otras alternativas. No hay mejor forma para empezar esa resistencia que pensar en quiénes somos y qué es lo que pasa a nuestro alrededor. Esa es la intención de esta colección de textos que llegan a ustedes gracias al esfuerzo de un tremendo equipo editorial. Además, debemos también un agradecimiento especial a todos nuestros lectores porque la lectura, al igual que la revolución, es una acción colectiva.

Dorian Huitrón Álvarez