Por Aquiles Cuervo

Son de Madeira
revoltijos,
son acertijos falsos.
Sombras no chinas en la noche,
habladurías de cabaré.
                         Se busca en el amor:
Amanecer en el valle del Sinú
pero son falsas entregas.
Errabundas,
             tremebundas
                        palabras.
Vienen de la trastienda del almacén, viejo almacén,
último refugio de tangos desiertos.
                       Pensaba en un son prestado, desatado hacia vos.
La sensación de deambular en tu cuerpo:
            Amores ciegos,
perversiones de amanecer.
Letras gastadas no resuenan,
los estribillos se traspapelan.
Y se suspira en vano.