Por Jorge Alberto López Guzmán (Popayán, Colombia)
¿Cómo podemos entender el amor? ¿Cómo podemos entender la muerte? ¿Cuál es su relación? ¿Cómo podríamos definirlos? ¿Cómo se vislumbran en la vida de los seres humanos?
El escritor José Saramago en su libro Las Intermitencias de la muerte, entabla una conexión entre estos dos conceptos y su materialización, y los conjuga gestando una metáfora de cómo tienen más convergencias que divergencias. A partir de ello se forjó una duda en mi interior de por qué hablamos de ellos por separado y creemos muchas veces que tienen muy poco en común; me he puesto a analizar y he llegado a la conclusión de que estos dos conceptos al materializarse pueden llegar a tener más afinidad que discrepancias.
Y entonces ¿cómo los podemos definir? ¿es el amor el sentimiento de querer a otra persona, a tal punto de morir por ella o de matarla en vida? El filósofo Hegel en su libro Fenomenología del espíritu en un apartado narra algo a lo que le llama, la “Dialéctica del amo y el esclavo”, en donde nos dice que la historia comienza cuando se enfrentan dos deseos, dos conciencias; que el deseo de los seres humanos es querer que el otro lo reconozca, lo idolatre, y que el deseo que ganará es el que no le tenga miedo a morir por conseguirlo y así dominar al otro y convertirlo en su esclavo.
Se puede entender que ese deseo de dominio es un deseo de querer, de sentir un sentimiento para dominar al otro, sin que el otro se aleje de su amo; estos postulados sirvieron para que más adelante el padre del existencialismo Jean Paul Sartre utilizara la “Dialéctica del amo y el esclavo” en su libro El ser y la nada y explicara que la conciencia que ama más, es dominada por la que ama menos, llegando a alienar al otro enajenándolo de su vida, y una persona alienada y enajenada es una persona muerta en vida, debido al amor.
En consecuencia, estos dos conceptos han sido utilizados desde la literatura y la filosofía para explicar su conjunción y aplicación real a los individuos, pero entonces ¿el amor y la muerte cuando se relacionan son malos o son buenos? ¿es mejor amar y morir al mismo tiempo? O ¿no amar y existir reivindicando la vida? Estas preguntas me recuerdan que en el diálogo El banquete de Platón en una de las intervenciones de Sócrates, se trata de indagar sobre la naturaleza del amor, postulando que el amor es poseer lo que deseamos, y entonces me lleva a pensar que se posee lo que es nuestro, lo que dominamos a partir de desearlo, pero ¿cómo querer a alguien a partir de poseerlo? Sócrates explica que el amor desea lo que no tiene, entonces ¿dominar es alimentar al amor, es darle lo que quiere? Me llama la atención cuando Sócrates habla con Diótima y ella le dice que el amor está entre las dos cosas, no es malo ni bueno, y tampoco es un dios, porque si no sería el más feliz de todos los dioses; finalmente, plantea que el amor sólo desea.
Es así como creo que ese deseo lo lleva a dominar y matar al otro (metafóricamente hablando) entonces ¿qué es la muerte? La ausencia de la vida, un ciclo de la existencia, el momento en que la conciencia se apaga, el paso a la vida eterna en un campo etéreo con los dioses o con un dios, o vivir sin reivindicar la vida a cada existente, vivir sin ser visto, sólo respirar y ser un esclavo más.
Dentro de mi análisis prefiero la significación de la postura de la filosofía existencialista donde la muerte no sólo es desaparecer del estado de lo terrenal, sino algo peor: vivir sin existir, sin alimentar la vida, sin disfrutarla, sin ser feliz, y muchas veces el amar nos lleva a morir por ser dominados.
Es así como sigo en mi proceso de análisis y ahora me remonto al cine. En una escena de la película El lado oscuro del corazón del director Eliseo Subiela, se da una conversación sobre la complejidad del amor y se hacen las siguientes preguntas ¿cómo amar sin poseer? ¿Cómo dejar que te quieran sin que te falte el aire? Los personajes responden que amar es un pretexto para adueñarse del otro, para volverlo esclavo, para transformar su vida en tu vida, en donde lo importante sólo es la vida del que domina sin importar la vida del otro, y que el gran error está en querer que el otro sea como nosotros queremos que sea y no como es.
De esta forma, dentro del cine también se encuentra al amor como el factor de dominio y subyugación sobre el otro, siendo el amor el mayor asesino en vida de los seres humanos y la muerte, siendo la patología inmaterial más peligrosa que existe. Es por eso que creo que el sociólogo Zygmunt Bauman, escribió en gran parte de su libro Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos, cómo se han adaptado los seres humanos para no caer el juego del amor y de la muerte. Él describe cómo son las relaciones amorosas de la actualidad; ya no existe una solidez, una seriedad, y en donde cada vez las relaciones son más fugaces, efímeras y banales.
Creo que esto se da a partir de que muchas personas han pasado por la muerte en vida, por ser dominadas, y también por vivir a costa del otro, por dominar y controlar al otro, llegando a que ya no quieran enamorarse, no quieran tener una relación seria, pues tienen miedo al amor, miedo a morir en vida, miedo a sacrificar sus sueños por otra persona. Por ende, ya no existe un compromiso real y, como postula Bauman, el concepto de amor se ha ampliado a vislumbrarse como relaciones de una noche.
Más curioso cuando encuentro ese personaje que nos describe Bauman en la ópera y lo encuentro en la obra Don Giovanni, composición musical de Wolfgang Amadeus Mozart, y el libreto del italiano Lorenzo da Ponte basado en la obra de Antonio de Zamora (No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague o Convidado de piedra), ese Don Giovanni insatisfecho de la vida, apático a los sentimientos, sin interés por los demás, sólo por él mismo. Aquí recordemos la película de Subiela, a Don Giovanni no le gusta expresar lo que siente, es un ser libertino; podemos ver desde la ópera cómo se visibiliza el sujeto moderno que nos explica Bauman, en donde es preferible alejarse de los sentimientos, a sentirlos y morir por ellos.
En consecuencia, se puede determinar que los conceptos amor y muerte están más enlazados que nunca cuando los concebimos de manera metafórica y real, y que desde la literatura, la filosofía, el cine, la sociología y la ópera, entre otras disciplinas y artes, se ha vislumbrado que amar y morir van de la mano, la muerte puede estar precedida del amor, y la peor enfermedad que existe es el amor, pues nos lleva a morir sin dejar de vivir, nos quita la vida y nos hace idolatrar sólo por desear y querer.
Hasta el escritor Gabriel García Márquez en su libro El amor en los tiempos del cólera nos describe el amor como una enfermedad, en donde se manifiesta el amar con los mismos síntomas del cólera, ocasionando hasta la muerte cuando no se es amado. Para finalizar mi análisis llego a la conclusión de que dar un significado a esos dos conceptos es imposible, pero cuando queremos explicarlos a través de su materialización encontramos que se conjugan y se convierten en herramientas de dominio y enajenación; si queremos amar sin dominar o enajenar, debemos planear muy bien en pareja cómo amarnos y no cómo uno va a amar al otro. Es así como el amor y la muerte pueden ser enfermedad o alivio, muerte o existencia.