Por Norma Aguilera
“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día”
(Genesis: Biblia)
El lenguaje es aquella sistemática forma en la que se ha logrado la comunicación, ya sea con señas, sonidos, indicios o un largo etcétera. Así pues, la lengua es un producto social lleno de convenciones, las cuales sólo el ser humano comprende y asimila para realizarlas en el habla mediante las palabras. Entre éstas se encuentra la palabra sagrada y creadora de mundo, dotada de dichos atributos pues lo que no se nombra es inexistente, según algunos, debido a la carencia de una imagen mental y es la razón por la cual la Creación comienza con la palabra.
Rito
El rito es una expresión que posee su propio lenguaje, pero antes de comenzar a desentrañar este aspecto es importante saber qué es lo que llamamos rito. Desde su etimología el rito proviene de ritus, que significa “orden establecido”. Aunado a lo anterior, Martine Segalen proporciona toda una referencia lingüística y semántica sobre el término:
Este término está asociado a formas griegas como artus ‘ordenanza’, ararisko ‘armonizar’, ‘adaptar’, y arthmos, que evoca el ‘vínculo’, la ‘unión’. Con la raíz ar, que se deriva del indoeuropeo védico (rta, arta), la etimología lleva el análisis hacia el orden del cosmos, el orden de las relaciones entre los dioses y los hombres, el orden de los hombres entre sí.[1]
Leído lo anterior podemos ver que el rito es aquello que mantiene el orden dentro de las sociedades. Asimismo, Segalen anota que, dentro del campo semántico de la palabra rito, se puede encontrar un montón de términos adicionales entre los que destacan la fiesta, la ceremonia y la liturgia, incluso, hay autores que consideran «ceremonia» como intercambiable semánticamente con «rito».
Una vez comprendido el término, será importante establecer que, sin importar la taxonomía o la cultura donde se hallen las prácticas rituales, en este caso el ritual entendido como la puesta en escena del rito, existe un lenguaje en ellos, definido por el contexto, y ha sido la poesía la que ha dotado de significados al rito y a las prácticas rituales.
El rito entonces contiene su propio lenguaje que, a su vez, se ve reflejado en prácticas (en su mayoría religiosas) para mantener el orden establecido de una comunidad. También se abre paso hasta nuestros días, pues muchos consideran los ritos como una parte de los mitos y, por consecuencia, como una forma de explicar, mantener y equilibrar lo que ya se conoce.
Poesía
Si quisiéramos definir qué es poesía desde una perspectiva no literaria tendríamos que acudir a la pragmática, pues es ahí donde se le da una función al texto artístico más allá de la metalingüística que los teóricos de la literatura le han dado. Es por ello que proporcionaremos una definición pragmática de la poesía dentro del rito:
La poesía es lenguaje que tiene mucho que ver con el rito, es lenguaje que está embebido en el ritual y que ha tomado de él sus más notorias características. Es, por decirlo bien y pronto, lenguaje ritualizado. El lenguaje ritualizado no se dice, como el que usamos todos los días, sino se canta o se recita. El lenguaje de la poesía, lenguaje ritualizado, es el que sirve para realizar «actos de habla» rituales.[2]
Como lo anota López Eire, es en la poesía donde el lenguaje del rito cobra forma y es a lo que él llama lenguaje ritualizado. Sin embargo, otros autores, entre ellos Octavio Paz[3], ven a la poesía no como un medio, sino como la máxima expresión del conocimiento, la experiencia, la emoción y un sinfín de características que terminan por crear un mundo dentro del nuestro.
Si volvemos al epígrafe de este texto encontraremos que no fue la palabra vana la que creó el mundo, sino la palabra sagrada, la pronunciada por Dios y, entonces, esta última sería la poesía, lo cual es confirmado por Paz cuando dice que “la poesía revela este mundo; crea otro.”[4] Por lo tanto, la poesía crea un mundo, los mitos lo explican y los ritos lo mantienen en orden; motivo por el cual, la poesía no es el lenguaje del rito, sino éste es el componente de la nueva visión del mundo creada a través de la palabra sagrada.
Poesía y Rito
La unión más cercana que tenemos en México entre rito y poesía es, quizá, la de los nahuas. Ellos, en lo que podríamos llamar literatura náhuatl, lograron establecer este lazo con los cuícatlt o cantos. Carlos Ortiz señala que la literatura tomó gran relevancia en dicha cultura, tanto que trascendió más allá de la cotidianidad, y hay quienes afirman que es apartir de ella que se consolidó su visión de mundo:
Muchos críticos prehispanistas se han atrevido a asegurar que parte de la teología y la filosofía náhuatl surge a partir de la literatura. Por consiguiente, a los sujetos de la cultura que se dedicaban a esta actividad cultural se les consagraban como verdaderos sabios. La literatura no sólo exigía un asunto de espiritualidad, sino también de inteligencia. Muchos de sus integrantes, que se educaron en la creación de cuícatl, encontraron un modo de expresar sus emociones vinculadas a la espiritualidad de su cultura.[5]
Los cuícatl tienen un sentido dual cuyo significados son cantos y flores, los cuales eran escritos en códices y, según Ortiz, las tintas usadas (negra y roja) están estrechamente relacionadas con el ritual, pues éstas representaban la muerte y la sangre, lo cual, a su vez, era el destino que los nahuas asumían.
La dualidad de los cuícatl no es gratuita, ya que los nahuas concebían su mundo a partir de ella y es así como se dedicaban estas formas poéticas no sólo a construirlo, sino que, a través de los ritos, lo mantenía en orden. Las dualidades van desde lo semántico como en los significados, pasan por lo sintáctico pues se escribían en dísticos, y sobrepasan las fronteras hacia la cotidianidad donde los mismos dioses tienen esta bifurcación en su ser. A continuación, se proporciona un ejemplo de lo anterior.
VI. Yxcoçauhqui icuic / Canto para el del rostro amarillo [dios del fuego][6] | Traducción |
1. Huiya tzonimolco notavane yenamech maya pinauhtiz tetemoca yenamech maya pinauhtiz
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1. Oh en Tzommolco, mis padres, ¿debería deshonrarles? (¿retener sus sacrificios?) en Tetemocan, ¿debería deshonrarles? (¿retener sus sacrificios?).
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q. n. In itzonmolcatl notavane ye nemechpinauhtiz nachcan nochan tetemocan, ye nemechpinauhtiz.
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Esto es: Yo, el hombre de Tzommolco, oh mis padres, ¿debería deshonrarles? (¿retener sus sacrificios?) Ahí está mi hogar, en Tetemocan, ¿debería deshonrarles? (¿retener sus sacrificios?).
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Los ritos en las culturas prehispánicas servían para diversos fines como para mantener el orden de los ciclos de la vida, curaciones, cosechas e incluso la guerra. Eran imprescindibles las ceremonias para celebrarlos y, sobre todo, la presencia de los estudiosos de los cuícatl para llevarlos a cabo.
La poesía creadora y los ritos mantienen una correlación muy interesante que se ha estudiado desde diferentes perspectivas, pero resulta innegable que entre estas manifestaciones sociales hay una conexión sagrada que deriva en la concepción del mundo de una cultura.
[1] Segalen, M. (2005). Ritos y rituales contemporáneos. Alianza.
[2] López Eire, A. (2004). Lenguaje, ritual y poesía. Revista de Retórica y Teoría de la Comunicación, 7, pp. 63-86. https://gredos.usal.es/bitstream/handle/10366/55900/FALE_Logo_07.pdf?sequence=1&isAllowed=y
[3] Paz, O. (1972). El arco y la lira. FCE.
[4] Ibíd., p. 13.
[5] Ortiz Caraballo, C. D. (2016). Los Cuícatl de Acomiztli Netzahualcóyotl: entre el ritual y la estética del pueblo Nahual. La Palabra, 29, pp. 45-63. https://www.researchgate.net/publication/311973818_Los_Cuicatl_de_Acomiztli_Netzahualcoyotl_entre_el_ritual_y_la_estetica_del_pueblo_Nahual
[6] Seler, E. (Ed.). (2016). Los cantos religiosos de los antiguos mexicanos. p. 65. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/publicadigital/libros/cantos_religiosos/04_08_canto6.pdf