Por Luis Miguel Blanco Arias
¡Duérmete mi niña-papa,
joya sudamericana!
Akshu te llaman los quechuas,
y amqa los nobles aimaras.
La tierra te abre su seno,
en los Andes tienes cama.
El sol te arrulla, amarillo
como tu bendita entraña.
Anda, indígena chiquita,
a soñar con las alpacas.
¡Duérmete mi niña-papa,
maravilla subterránea!
Hoy te sepultan dos manos
y mañana dos te sacan.
Hoy duermes en cuna andina
y mañana en hirviente agua.
Así es de tu vida el ciclo:
siembra y saca, siembra y saca…
Acurrúcate gordita,
en la América sagrada.
¡Duérmete mi niña-papa,
felicidad del que labra!
Que te entierren como a Cristo
y al tercer día renazcas.
Que de tu existir la rueda
nunca detenga su marcha.
Dios te amase como al buen pan
que nutre a toda una patria,
y ponga en ti la ambrosía
de las féculas sagradas.
¡Arrorró, que hoy te entierran!
¡Arrorró, que hoy te sacan!
Será este sueño cual cóndor
que te llevará en sus alas.
Te esperaré junto al lecho
como un ángel de la guarda,
por si despiertas en tiempos
de mis hambres inhumanas,
para mecerte y mecerte
en nueva cuna: mi panza.
Recuerda, es tu vida un ciclo:
siembra y saca, siembra y saca…
Wuo primo, tremendo don Dios te ha dado. Dios te bendiga y te guarde muy bonito y especial.