Ensayo atemporal del amor nunca terminado
Por Aarón «Vaca Roja»
Para Hania
El vacío de un alma puede compensarse con la serenidad de un par de pestañas. Visiones rústicas de lo que posiblemente es el embrujo del romance cotidiano, pero magia indebida, saludable, de luz casi protectora, nos evoca a creer en la realidad del amor. Sensación que recorre el cuerpo y hace latir desmesuradamente los tres corazones de un pulpo, una bocanada de aplausos que palmean la cabeza retrocediendo un poco en la marea de emociones, el inicio de la promesa divina por mirarnos es una casualidad, y no sé a qué deidad agradecerle el bendito momento; llámese choque automovilístico, fiesta con desconocidos, plática en el autobús o recibimiento en un autoservicio. No hay un truco chamánico existente que conduzca un par de cuerpos como imanes hacia la colisión de dos mundillos aferrados a un torre de Babel.
Atado de pies a lo que posiblemente sea un escape estropeado por no caer en el anzuelo, dejas abierta la presa y la corriente no hace más que conducirte, chocando y fermentando ideas del futuro con aspecto morado. Es una ópera que ruega por seguir entreteniendo, taladra los oídos con dos perros pegados a las orejas, el tiempo ingrato va de paso a través de los inicios y finales de tus latidos, enciende mechas que creías haber apagado, crea cuentos con ilusiones tan creíbles que juramos estar ahí. La soga de los ideales amorosos nos ahorca cada vez más en la búsqueda de la perfección casi glamorosa, y como si de un volcán se tratase, emergen grandes titanes que reclaman tu cabeza.
Hay miedo en las mariposas que revolotean entre órganos digestivos, escuchas el gruñido de un poema a medianoche que seca lágrimas y abre heridas, las lenguas universales atontadas por la sumisión misma de creer seguir sin remordimiento. Al noveno día rezas desconsolado a un pozo humeante, refleja una guillotina cubierta de jade y oro que te señala el pésame irremediable de las tempestades, los presentes absortos de toda objeción lamentan tu decisión, y piensas: “Casualidad de tres tiros a la sien”.
A tu paso chocan las piedras drenadas del rincón de besos que se juró, y opacado por la nublada silueta que gobierna el dolor de tu pecho, a galopadas la suerte que te alcanzó corre para no verte más, el mundo se oscurece ante las pesadas lagañas que la noche te heredó. Feliz coloreas los rastros masacrados del ayer, y en el hoy piensas en un caldero de mentiras que envenenan tu control, decides por ti y por mí.
Abriendo paso al fatídico día, escala desde el fondo la ambición que al compás de las palabras que salen de tu boca ignoran el dolor inexistente para tus párpados, es más una bruma de caprichos por conceder la juventud de la libertad eterna. Te has vuelto el jinete sin montura cazador de buenas intenciones, cruel esclavista inglés que ejerce la fuerza bruta con el porte de una garza. Y la vital brisa del viento azucarado que sonrojó a los cielos para verlos juntos no estaba, era imposible creer que el deseo no se cumpliera para verme realizado, crucificado en cruz de piedra con las letras de Góngora en un cartel que incita a probar más.
Y el destino, magnífico destino disfrazado de palabras inventadas que aumentan las brasas pasionales, muchachitos gripientos que escuchan atentos a Pavarotti entonar:
Una furtiva lagrima |
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Conmovido, el teatro se cae a gritos y alaridos, mutua sonrisa para cada uno, el emocionante viaje retrocede, postrado observa la consumación, cerrado el sepulcro que nunca se abrió; iluminados por la lírica de nuestro amor en redención que no hace más que curar, reparados descansamos y la liviandad de un beso anisado por el tiempo coloca el punto final a la matanza descarada que con horror nos hizo arrancarnos a pedazos la piel. La palabrería se ha quedado corta, el reinado de cupido alegre entre los pomelos sudorosos en una cama hacen de tu azar una vida inimaginable de pasión real; amor de ocho patas, juntaste mi silueta proyectada en la absoluta felicidad y todo por casualidad.
Referencias:
Romani, F. (1832). L’elisir d’amore: Vol. Libreto. https://www.lesarts.com/wp-content/uploads/2016/10/Lelisir-damore_libreto.pdf