Por Araceli Vargas
El amor se conoce como un sentimiento y/o emoción universal. En todas y cada una de las sociedades humanas conocidas, dispersas en todo el mundo y a lo largo de la historia, se han encontrado diferentes representaciones del amor.
En la gran mayoría de las sociedades estudiadas por el hombre se encuentra como factor común el amor, estas representaciones son diferentes para cada una de las sociedades, tanto el significado y valor que se les da, como la manera de expresarlo. En esta situación la antropología interviene y se encarga de estudiar las particularidades de cada una de ellas, en cada cultura, sus variantes, coincidencias, etc. Esto con el objetivo de crear una perspectiva del amor que permita entender cómo el hombre la ha manejado, cómo ha cambiado a lo largo de los años o cómo se encuentra en el momento contemporáneo al autor.
Muchas veces cuando hablamos de amor lo primero que se nos viene a la cabeza es el amor romántico o de pareja, cuando en realidad el amor se manifiesta de múltiples formas, tanto de un individuo a otro, como a cualquier otra cosa. Esta interpretación es muy subjetiva al contexto de cada individuo, pues al ser un sentimiento y/o emoción está sujeta a ser interpretada, sentida y manifestada como el individuo desee.
Encuentro varios puntos que tocar, el primero puedo encontrarlo entre las relaciones amorosas, encontramos varias manifestaciones de amor romántico; mis amigos, compañeros, e incluso yo, las hemos experimentado, si bien me ha tocado ver muchas relaciones donde se finge el amor por uno u otro interés, también me ha tocado ver relaciones donde se manifiestan amor genuino. Pero, ¿cómo interpretamos que se trata de amor genuino? En un contexto occidental y moderno como el nuestro se interpreta en torno a las acciones, el respeto e interés que se demuestra. Sin embargo, el hecho de que muchos de estos amores sean fugaces o más cortos que los de otros tiempos no significa que ya no se manifiesten, sino que la manera de manifestarlo ya no es igual a la que se veía antes, además de que muchas ideologías modernas apoyan la concientización de las personas para generar relaciones sanas en donde no se deben de tolerar muchas cosas. El movimiento feminista en los últimos años se ha hecho notar muchísimo no sólo con sus manifestaciones, sino también con sus ideologías que han favorecido a crear parejas con base en el sentimiento real del amor (no es el único movimiento que lo promueve, pero es uno muy importante).
Otra de las manifestaciones más comunes del amor es en la familia, siendo otro tipo de amor que se da de un individuo a otro. En el caso de la familia se trata de una estructura a la que la mayoría pertenecemos desde el momento de nuestro nacimiento, siendo ésta considerada tu descendencia biológica, la cual al mismo tiempo es la encargada del desarrollo del individuo en sus primeros años de vida, lo que provoca que se genere un lazo de cariño entre estos individuos que se ayudan mutuamente y que se relacionan una gran cantidad de tiempo. Es un amor que se desarrolla a lo largo de los años, pero contrario a lo que se cree, este amor no está condicionado a los lazos consanguíneos, sino por la estrecha relación de años que mantienen y el apoyo que se recibe, sin embargo, muchas veces éste se rompe al detectar abusos y desventajas, dejando así, como muchos lo llaman, “familias rotas”. Esto en un mundo occidental contemporáneo se ve muy a menudo, pues consciente o inconscientemente una de las dos partes genera esta ruptura que el otro no está dispuesto a aguantar.
En el caso del amor a objetos, epistemologías, deidades, etc. se presenta el mismo sentimiento, pero este amor sólo se puede manifestar en una de las dos partes, este amor es uno de los más genuinos, no se condiciona a la otra parte para ser amada. Sin embargo, esto no quiere decir que este amor no pueda terminar o romperse, pero no depende de la parte amada como en casos anteriores, sino que se trata de la pérdida de interés, deconstrucción de ideas, etc., por lo menos en un mundo contemporáneo como en el que estamos viviendo.
Seguramente hemos escuchado alguna expresión moderna en donde se señala que el amor ya no existe, que ya no es como antes. Lo que yo percibo y creo es que el amor sí existe, pero también creo que ha cambiado, como todo lo que avanza con la sociedad, pues a lo largo de la historia hemos visto cómo estas manifestaciones de amor se han ido modificando, pero eso no significa que ya no estén. Para mí algo importante a considerar, sobre el amor en nuestro mundo contemporáneo es la oportunidad que tenemos de tomar opciones diversas; la oportunidad de cambio constante que se nos ofrece nos facilita el hecho de desechar un amor que ya no nos satisface y reemplazarlo por otro que nos parezca más conveniente, así como lo hacemos con cualquier otra cosa. Pues como cualquier otra cosa, nuestra concepción y nuestra manera de practicar el amor también está sujeta al sistema que nos rige.
El amor en general no es algo que exista sólo en un momento del tiempo, en un solo lugar, una sola cultura o sociedad. Si bien ya he hablado de la manera en que el amor toma diversas formas dependiendo del contexto cultural e histórico al que pertenece, o incluso individual (no significa que este condicionamiento a esto), éste también va cambiando a lo largo de los años junto con la sociedad, al ser una parte de ella.
Bibliografía:
Bauman, Z. (2012). Amor líquido: acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. Fondo de cultura económica.
Sciences, A. (2016, February 10). The New Anthropology of Love. Arts & Sciences. https://artsci.wustl.edu/ampersand/new-anthropology-love