Por Priscila Argañaraz
Me sangra el corazón,
me parte la piel,
me arde el ser, la sangre, la cabeza,
me fatigo,
me muero;
aún muerta, me sigue destrozando,
Me sigo incendiando.
Y subí a lo alto del firmamento,
y en lo infinito de la galaxia y sus planetas,
nací, porque yo no existí,
hasta que…
te conocí…
y tu beso me mató de realidad,
nací, para fallecer en el fuego de tus látigos de amor,
tus palabras vibrantes que escuchaba contigo y sin ti…
estremecían mi esencia y mi caótico silenciado interior.
Quiero disparar balas de pasión,
para herir tu subconsciente,
para comprobar si así mi recuerdo…
traspasa todos tus multiversos,
¿Para qué?
Para grabarme…
Impregnarme…
En ti… ¿Aquí? ¿Ahora?
¡No!
Más allá del horizonte conocido.
Que Dios, Alá, Buda, El Sol… El ser divino, El Big Bang, Big Crunch,
traiga tu amor,
para tomar tu mano,
y llevarte más allá de orión…
1
2
3
Pi
infinito
indefinido…
Debes saber que lo que está escrito en la energía y materia oscura o si lo quieres llamar cosmos desconocido,
no se rompe,
no se deshace,
quizás sólo se transforma,
pero así como las estrellas explotan para transformarse en lo más denso y fuerte…
Esto… sólo, podría compararse a aquello
porque la gravedad y el amor,
traspasa cualquier espacio cuántico inimaginable.
Morí… para renacer…
Allá, acá, en el campo eléctrico y magnético de los recovecos de tu piel y de tu alma.